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TÉCNICAS PARA EL EXAMEN MENTAL.
CASO CARLOS BERMÚDEZ.
1. PORTE,
COMPORTAMIENTO Y ACTITUD[1]:
Durante la entrevista se debe tomar nota de los siguientes aspectos:
Perturbación o enfermedad
somáticamente: palidez, cianosis, disnea, enflaquecimiento.
Expresión facial : alerta, móvil, preocupada, de dolor, inexpresiva, triste,
sombría, tensa, irritable, colérica, de temor, despreciativa, alegre, afectada,
de ensimismamiento, vacía.
Valorar el habla: tono moderado de voz con enunciación clara y acento
ordinario o indebidamente fuerte o débil, apagada, cuchicheante, disártrica,
ronca, tartamudeante, monótona o flexible.
Postura y marcha : erguida, encorvada, oscilante, tiesa o torpe.
Gestos: desusados, tics, temblores, tendencia a pellizcarse,
frotarse o coger su ropa.
Otras características: una cojera, una rigidez muscular, una resistencia tipo
rueda dentada o la flexibilidad cérea.
Actitud durante el examen: anotar si ésta
está dentro de los límites normales o si el paciente se encuentra agitado,
inquieto, hipoactivo, retardado, inmóvil o se mueve espontáneamente o sólo como
respuesta a estímulos externos. En general, precisar si la actividad es
organizada y con objetivos, o desorganizada, impulsiva o estereotipada.
2. PENSAMIENTO.
Para el análisis es aconsejable utilizar los temas apropiados a medida que
se conversa sobre la enfermedad que motiva la asistencia, en vez de una lista
prefabricada de preguntas específicas.
Las principales anormalidades a detectar son: ideas delirantes, compulsiones,
obsesiones, fobias, ansiedad, sensación de desrealización (desconexión de la
realidad), o de despersonalización (desprenderse de sí mismo). Al requerirse
una valoración más específica y dirigida puede ser útil aplicar primero
expresiones consideradas y de aceptación (por ejemplo: “Cuando las personas se
molestan de esa manera, a veces no pueden evitar ciertos pensamientos como... ¿le
pasa esto a usted?”; “las cosas pueden parecer irreales ¿ha sentido esto alguna
vez?”; “todos nos trazamos misiones en la vida ¿ha pensado usted que tiene
alguna en especial? Asimismo, se inquiere si ha sentido la influencia de otras
personas (de control, daño, obstaculización de sus triunfos) y si ha pensado en
dañar a alguien.
3. PERCEPCIÓN.
Hay que evaluar si las alucinaciones
ocurren durante el día, cuando el paciente está totalmente consciente o si
ocurren cuando está durmiendo (las alucinaciones hipnagógicas son de menor o
ninguna importancia).
Esclarecer si son verdaderas alucinaciones o son únicamente, malas
interpretaciones del medio ambiente (ilusiones). Evaluar la clase de
alucinaciones y las características de éstas, por ejemplo, si las alucinaciones
son auditivas se debe esclarecer si el paciente escucha a alguien que le habla
o si son dos personas que hablan del él. Se recomienda, antes de efectuar
preguntas más cerradas, realizar preguntas relativamente abiertas: “¿Ha tenido
experiencias inusuales?”, “¿algo lo distrae a usted?” Para efectuar una
investigación más directa se pregunta al sujeto con un método similar al usado
para examinar el pensamiento: “Las personas algunas veces me dicen que escuchan
a otros hablándole a ellos o sobre ellos, ¿le ha pasado esto alguna vez a
usted?”; “después de beber mucho, ¿ha visto alguna vez cosas extrañas que le
causen miedo?”; “¿alguna vez ha visto u oído cosas que en realidad no existen?
En caso afirmativo se efectúa un análisis detallado: “Cuando escuchó la voz que
le hablaba ¿qué le dijo?, ¿dónde estaba usted?, ¿qué se sintió?” Luego hay que
inquirir sobre su juicio al respecto: “¿Qué piensa usted que causa las voces?
4. COGNICIÓN.
Se deben revisar todas las funciones
parciales:
Atención:Apenas iniciada la
observación directa se precisará la atención que el sujeto presta a los
procedimientos del examen o durante la entrevista. Ante todo se anotará la
orientación o dirección dominante y de qué manera se mantiene despierta. Si es
necesario aplicar pruebas simples como la sustracción seriada, no sólo anotar
las respuestas logradas sino el monto del esfuerzo al responder, el grado de
fatigabilidad y la presencia de distraibilidad como un factor de interferencia.
También se le puede pedir al pedir
al consultante sustraer sietes empezando de 100 o sustraer de 3 en 3 empezando
de 100. Decir al revés los días
de la semana o meses del año. Deletrear palabras al revés y/o repetir series de
números hacia adelante y hacia atrás.
No hay test bien estandarizados pero
se usan preguntas como las siguientes: Nombre de los últimos 4 presidentes.
Nombre el gobernador, el alcalde, etc. Nombre 4 ciudades importantes. Hable de
acontecimientos recientes más importantes y/o describa 4 personajes importantes.
Orientación: Es necesario estudiarla
en cada una de sus esferas: tiempo, lugar, con respecto a las otras personas y
consigo mismo. Es aconsejable el empleo de preguntas formales concernientes a
la orientación y, en ningún caso, debe prejuzgarse que existe
una orientación correcta.
Afectividad: La evaluación del estado
emocional debe tomar en cuenta criterios objetivos y subjetivos, anotándose las
emociones y estados de ánimo dominantes. Han de distinguirse las reacciones
emocionales que son respuestas a una situación significativa de los estados de
ánimo de naturaleza endógena y las actitudes emocionales que orientan la
conducta dando significación a las situaciones, pudiendo referirse a otras
personas, a la propia persona y, en general, a todo tipo de situación.
Memoria: se le pedirá al paciente
que repita seis números hacia adelante y cuatro hacia atrás. También se le
pedirá que repita objetos, dos minutos después de mencionarlos. Por último, se
le pedirá que recuerde eventos personales y remotos y eventos generales
recientes.
CURSO DEL LENGUAJE.
Hay que estar atento a reparar en la velocidad de la emisión del discurso y
sus fluctuaciones en relación a los estados o cambios de ánimo en el sentido de
su aceleración o retardo, a la tonalidad aguda o grave, a la intensidad
exagerada o disminuida, a la productividad aumentada o restringida, a la
fluidez o a las detenciones, al orden o desorden de las asociaciones, a las
repeticiones innecesarias y a la comprensibilidad o no del discurso. Otro tanto
hay que anotar a la mímica; si está exagerada, disminuida o ausente y si
concuerda con las palabras o el estado de ánimo dominante. De otro lado,
generalmente, hay concordancia entre el lenguaje oral y el escrito.
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